Diane Arbus sin duda está entre las fotógrafas más notables e influyentes del siglo XX.
Su corta vida, transcurrida en una continua alternancia de luces y sombras, terminó trágicamente con un suicidio dictado por la depresión, una enfermedad que comenzó a manifestarse en sus años de juventud.
Sus disparos, dedicados inicialmente al centellante mundo de la moda, fueron sucesivamente el instrumento a través del cual testimonió las numerosas mutaciones de la sociedad occidental, a partir de la Segunda Guerra Mundial hasta los primeros años de la década de los 70s.
Sus fotografías más famosas retrataron a los exponentes de las clases sociales inferiores, con los cuales Arbus construyó en el tiempo un lazo extremadamente profundo.
Un “típico sujeto”de los disparos de Arbus. Nada que ver, como podrás notar, con el clásico blanco y negro de un Henri Cartier-Bresson.
Parques públicos, calles, negocios ambiguos: estas eran las locaciones de su trabajo.
Y hasta hoy, sus retratos en blanco y negro con los marginados como protagonistas, desde enanos a enfermos mentales, a los artístas de circo, díficilmente dejan indiferente a quien los observa.
Los primeros años de vida de Diane Arbus: el matrimonio y el inicio de la actividad fotográfica
Diane Arbus nace en 1923 en New York de padres de origen ruso, propietarios de un negocio en la Quinta Avenida, especializado para en la venta de pieles y ropa de mujer.
Su juventud fue particularmente adinerada, y la familia no resiente minimamente la crisis económica de 1929.
Diane tuvo la oportunidad de frecuentar las mejores escuelas de la ciudad, graduándose de la Fieldstone School en 1940.
Justamente en los años de escuela, nace su pasión por la pintura, en particular por la europea contemporánea.
Un evento fundamental, también para su carrera, es el matrimonio con Allan Arbus, un actor que, en el transcurso de la guerra, ejerce la actividad de fotógrafo del ejército.
Es el propio Arbus quien inicia a su joven esposa (en la ceremonia del matrimonio se ve una Diane de un poco más de 18 años) en la fotografía, abriendo un estudio y colaborando con revistas de moda como “Glamour” y “Vogue”.
Al termino del conflicto, y después del nacimiento de una hija, toma la desición de ampliar el estudio.
En su interior, Diane Arbus tiene la oportunidad de conocer diversos fotógrafos, además de personajes importantes como Louis Faurer y Stanley Kubrick; este último hará un homenaje a la artista, como veremos más adelante, en la película “El Resplandor”.
El hecho de trabajar sobre todo en calidad de estilista (dejando al marido Allan el papel de fotógrafo) lleva a Diane a desarrollar una gran meticulosidad, que después se transforma en una verdadera marca de fábrica.
Diane Arbus y el lado oscuro de New York
Los años 50s se caracterizan por el nacimiento de su segunda hija (1954) y la muerte de su madre (acaecida un año después).
En el trabajo, Diane parece no tener más interés por la moda. Esto la conduce a una desición dolorosa pero inevitable, es decir, renunciar a su empleo en el estudio.
Al mismo tiempo, se dedica en cuerpo y alma a la profundización de la controcultura; una pasión que la conduce a participar siempre con más frecuencia a preestrenos y encuentros con artístas emergentes.
Un curso de la fotográfa Lisette Model ejercita una influencia determinante en el futuro de Diane.
Su objetivo fotográfico se abre a nuevos horizontes, muy alejados del superficial mundo de la moda.
Sus fotografías inmortalizan lo que es diferente, desagradable; generalmente, el objeto de su “deseo fotógrafico” está representado por todo lo que a la gente común le parece feo.
“Tú ves a alguien por la calle y lo que adviertes escencialmente es el defecto”– Diane Arbus.
Pero, la novedad no está constituida solamente por los sujetos escogidos para las fotos; la Arbus, de hecho, inicia a experimentar nuevas técnicas.
La artista escoge abandonar la luz natural, terminando por privilegiar los contrastes fuertes.
Desafiando la opinión común, emplea el flash para conferir a su trabajo la luminosidad deseada.
Las fotos inmortalizan playas, parques (particularmente Central Park) y lugares muy populares como Time Square.
Teniendo fe en su “atracción” por las realidades escondidas, la artísta no renuncia a mostrar la New York oculta, de las salas de baile de Harlem al Circo de las pulgas.
Pero será sobre todo la visión de “Freaks” de Tod Browing a empujar Diane Arbus a sumergirse en las zonas periféricas de la ciudad.
Se trata de lugares donde el hambre y la miseria están a la orden del día. Los habitan, precisamente, los “freaks”, que llevan una vida paralela con respecto al llamado mundo “normal”.
Los años 60s de Diane Arbus: el aumento de la popularidad y la relación controversial con el público
Si la actividad de fotográfica es seguramente su actividad principal, Diane Arbus descubre una nueva pasión, la lectura.
En este ámbito, son sobre todo el psicoanálisis, el budismo y la filosofía los que la estimulan. Después de su separación de Allan, en el plano profesional, en 1959, también el matrimonio de la pareja llega a su fin.
La nueva fase en la vida de Diane la vee siempre más interesada a lugares insólitos de New York, y a las diversidades mentales y físicas de los marginados.
“La mayoría de la gente vive con el miedo de pasar por una experiencia traumática. Los freaks ya pasaron la prueba de su vida. Son aristócratas”- Diane Arbus,
Se trata de un verdadero acto de rebelión contra la rígida educación a la cual habia sido sometida de joven.
El mundo “oscuro” lleva a la Arbus a frecuentar asiduamente el Huber´s Dime Museum, lugar en el cual se organizan espectáculos de circo.
El Hubert´s Dime Museum era todo menos periférico. De hecho, estaba en Times Square. Su “show” de hermafroditas, enanos, transexuales despertaba la curiosidad de un público muy diferente al actual.
Esto da a la Arbus la oportunidad de encontrar (e inmortalizar) a los protagonistas.
Para entonces, su trabajo era apreciado por gran parte de la crítica, así como a museos, instituciones y colegas. A mitad de los 60s, no por casualidad, el MOMA, decide adquirir, 7 de sus fotografías.
Sin embargo, no todos reconocen los méritos de la artista, considerando su trabajo excesivamente escandaloso.
Si quienes aprecian su obra son fotográfos e intelectuales, a oponerse, en cambio, son los burgueses conformistas. No faltan reacciones descontentas, tanto que las primeras obras expuestas en el MOMA terminan por ser objeto de vituperio.
El papel del flash en sus nuevos trabajos se vuelve siempre más preponderante tanto que la artista termina por usarlo, también, en fotografías diurnas. (También el fotógrafo Martin Parr, aunque con temas y estilo diferentes de los de la Arbus- algunos años después – escogerá el flash “always on”).
Esta decisión permite a las fotografías de la artista de caracterizarse por su elevado contenido dramático.
La Arbus obtiene una cátedra en la “Parson School of Design” y viene invitada a tomar parte de talleres y conferencia. Diane no ama el trabajo de docencia, pero a pesar del éxito se ve obligada a sacarlo adelante por razones económicas.
Finalmente 1967 es el año de su primera muestra personal importante.
Mientras tanto, la guerra de Vietnam divide la opinión pública y las fotos de la artista narran en imágenes el trabajo del movimiento pacifista, pero también del que está a favor de la guerra. Esta elección no recibe solo aplausos, sino también, algunas críticas negativas.
Los últimos años de Diane Arbus: fotografías, premios y graves problemas de salud
En su famoso trabajo “Untitled”, con fecha de 1969, las fotos tienen como sujetos, entre otros, algunas instituciones psiquiátriacas.
Un collage de fotos pertenecientes al album “Untitled”.
En 1969, Diane no tiene otro remedio que ir a una terapia psicoanalítica.
Un año después, en 1970, publica “A box of ten photographs” y obtiene el prestigioso premio “Robert Leavitt”.
Mientras tanto, la hepatitis desencadena una serie de problemas de salud que, en conjunto con graves crisis depresivas, la obligan a utilizar cantidades siempre en aumento de medicinas.
No obstante las medicinas, los problemas psicológicos parecen no quere abandonar a Diana que, cansada y descorazonada de la poca eficacia de los tratamientos, se quita la vida, cortándose la venas, en julio de 1971.
Un año después la Bienal de Venecia le hace un homenaje, alojando una de sus colecciones, mientras que el MOMA dedica a Diane una muestra conmemorativa.
Los reconocimientos continúan en los años siguientes.
En 2004, por ejemplo, tiene lugar la muestra “Diane Arbus Revelations” a la cual le sigue un libro homónimo.
En el 2006 es la pelicúla “Fur”, dedicada a la vida de la artista, donde el papel protagónico lo hace Nicole Kidman.
Las fotografías que han construido el mito “Diane Arbus”
No resulta simple indicar las fotografías más notables de la Arbus. Seguramente merece un lugar de honor “Child with a toy hand grenade in Central Park” publicada en 1962.
Matt Groening, creador de los Simpson, ha declarado en más de una ocasión que en el idear a Bart Simpson se inspiró en el niño de esta foto.
La importancia de la fot está ligada no sólo a la eficacia del disparo, sino también, a la cámara fotográfica utilizada. La Nikon 35 mm, usada hasta entonces, es sustituida por una reflex de medio formato.
Esta elección se acompaña a una simplificación formal.
En particulas, los modelos de “medio formato” consienten a la Arbus de resaltar mayormente los sujetos; esto gracias al espacio simétrico, y cuadrado, que ofrecen.
Los disparos resultan, al mismo tiempo, más íntimos; casi testigos de la relación cada vez más estrecha entre el fotógrafo y los sujetos retratados.
También famosa es la fotografía “Identical Twins”.
Tomada en 1967 en Roselle (New Jersey), esta fotografía inmortaliza dos jovenes gemelas tan cerca una de la otra que da la impresión , a quien observa de encontrarse de frente con dos siamesas.
Una de las dos figuras esboza una sonrisa, mientras la segunda aparece enfurruñada; muy probablemente un indicio de la artista para revelar su propia bipolaridad.
La mirada segura de las niñas, el negro del vestido y el cabello, y la presencia, a sus espaldas, de un muro, hacen muy inquietante la foto.
En esta fotografía Stanley Kubrick se inspira para las célebres gemelas de la película El Resplandor.
Finalmente, no podemos olvidarnos de “Jewish Giant at Home with His Parents in The Bronx, NY” de 1970. En este caso, es el gigante judío Eddie Carmel a ser retratado en su habitación, junto a sus padres.
En esta foto la Arbus utiliza un evidente efecto viñeteado como expediente artístico para hacer aún más estrecho el ambiente en el que vive el “gigante”.
Las fotografías dedicadas a los marginados, que no se han librado de las críticas por la morbosidad excesiva, en realidad se caracterizan por el gran respeto a los protagonistas.
Una cierta complicidad “positiva” que conduce a Diane a no mortificar a los diferentes, sino a hacer resaltar ante el mundo la presencia de una realidad desconocida para la mayoría de las personas.
“Trato de describir la imposibilidad de salir de la propia piel para entrar en la de otros. La tragedia de los otros no es la misma que la de uno” – Diane Arbus