Edward Weston fue uno de los pioneros de la fotografía Americana.
Su viaje en la búsqueda de la pureza y de la simplicidad formal ha ayudado a redefinir la fotografía como arte en sí misma, desnudándola de la pretenciosa y pesada herencia proveniente de los canales artísticos tradicionales y volviéndola una forma de expresión autónoma.
El resultado estético de sus fotografías deja todavía con los ojos estupefactos, y es el resultado de una dedicación realmente maníaca a la fotografía.
Dedicación que permitía a Edward Weston de transformar en arte hasta un… pimiento!
“Se cuenta que el fotógrafo, para tener la máxima profundidad de campo (siempre difícil con el gran formato) haya cerrado completamente el diafragma de su cámara y usado una pose muy larga, de muchas horas, lo que justifica también la luz particular que envuelve el vegetal más conocido de la historia de la fotografía” Marco Scataglini.
“La fotografía es una diversión para el principiante, pero es un trabajo para el profesional; trabajo duro, independientemente de cuanto pueda ser satisfactorio”-Edward Weston
La vida de Edward Weston
Edward Weston nace en Highland Park, Illinois, en marzo de 1886.
A los 16 años recibió como regalo de su padre una cámara fotográfica, y desde ese momento inició a cimentarse con la fotografía para aficionados de la cual realmente rápido fue cautivado.
A la edad de sólo 20 años salió de la casa de sus padres gracias a los ingresos de sus primeras publicaciones y se mudó a California donde pensaba que tendría un mayor éxito e inspiración.
Pero una vez ahí, al inicio tuvo que trabajar como fotógrafo de eventos para poderse mantener.
Vendía también sus habilidades de fotógrafo “puerta por puerta” y su trabajo se concentraba sobre todo en los retratos de familia y de animales domésticos.
Las fotografías de este periodo, como esta de aquí arriba, muestran los signos de la inmadurez estilística del fotógrafo y de su relativa falta de experiencia.
Entendida la necesidad de remediar sus lagunas técnicas, Weston se inscribió en el Illinois College of Photography, donde estudió los aspectos más técnicos de la máquina y de la película.
Terminado el curso adquirió una habilidad con la manipulación de las poses y de las luces que se volvió muy útil para encontrar rápidamente empleo en diversos estudios fotográficos, donde volvió a tomar retratos.
A los 25 años Edward, ya padre de un hijo, abrió su primer estudio de fotografía, “Trópico”, en California.
El estudio será a partir de ese momento su primer “cuartel general” donde tendrá la posibilidad de refinar su estilo, especializándose en la manipulación de las tonalidades y siguiendo los pasos del movimiento fotográfico pictórico, típicamente europeo.
La adhesión a este movimiento no durará mucho, y como veremos después, el desapego de sus canones será decisivo en la consagración del éxito de Weston.
Steel: Armco, Middletown, Ohio, 1922. Considerada la fotografía punto de inflexión que marcará el desapego del fotógrafo del pictorialismo.
Entre tanto sus retratos se vuelven siempre más nítidos, ricos, precisos, e inician a rendir al fotógrafo un prestigio siempre más grande.
Retrato de la artista surrealista Xenia Cage,1931.
En 1912 Weston conoce a su colega fotógrafa Margrethe Mather. La influencia de Margrethe será tan radical que él mismo la definirá “la primera mujer importante de mi vida”.
La Mather compartía de hecho muchos rasgos estilísticos con Weston, particularmente en términos de sombras y retratos así que los dos artistas tuvieron modo de apoyarse mutuamente.
Las curiosas publicaciones de este dueto de fotógrafos aparecieron en las revistas de fotografía más relevantes del panorama americano y a menudo retrataban la actividad de los fotógrafos en el trabajo o en la vida cotidiana.
Edward y Margrethe, 1923. La foto rica en detalles y en matices, evidencia la unión entre los dos. Los tonos suaves y desenfocados más típicos del pictorialismo son evidentes, probablemente porque la foto fue tomada por Imogen Cunningham, colega y amiga en una visita en el estudio de Weston.
En 1923 se abrió en la vida de Edward Weston una de sus paréntesis más importantes: ya famoso, abandona su amada California y parte para México con su amante, la italiana Tina Modotti.
Llegó a la Ciudad de México justo cuando esta se estaba transformando en una de las capitales culturales y artísticas del mundo, durante el periodo llamado “Renacimiento Mexicano”.
Ambiente del cual formaban parte la pintora Frida Khalo, los muralistas David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco y Diego Rivera.
Retrato de Frida Khalo
En este periodo Weston inició a experimentar con desnudos e hizo numerosos retratos en comisión para la alta burguesía mexicana, enamorada de la fama y del personaje del gran fotógrafo americano.
De vuelta en California en 1926, Edward continuó a trabajar en las fotografías por las cuales todavía el día de hoy es particularmente conocido: las formas naturales, los desnudos y los paisajes.
Reservó particular atención al panorama californiano que, extendiéndose del océano a las montañas, pasando por el desierto y por el infame “DeathValley”, podía ofrecerle una inspiración infinita.
En sus años ochenta siempre más fama, pero su carrera comenzó a declinar en 1946, cuando comenzó a manifestar los primeros síntomas del Parkinson.
En 1948, toma su última fotografía de Point Lobos, el lugar donde residía en California, abandonó para siempre la cámara fotográfica, incapacitado por la enfermedad.
En los siguientes 10 años tuvieron lugar numerosas muestras en su nombre, mientras su contribución a la fotografía lo ubicaba entre los fotógrafos más importantes de su tiempo.
Murió en enero de 1958, y sus cenizas fueron esparcidas en Point Lobos, directamente en el océano.
Los temas y el estilo de Edward Weston
El estilo fotográfico de Edward Weston como el de muchos otros fotógrafos, ha experimentado una notable y constante evolución durante su carrera.
Si abrimos un paréntesis sobre el contexto histórico en el cual comenzó a trabajar descubrimos que en aquel periodo, en los inicios de los 1900, la fotografía no había adquirido, todavía, una identidad bien definida.
En otras palabras, no había sido capaz de apartarse por completo de las formas de arte en las que se basaba, en primer lugar, la pintura.
Sin embargo, era apreciada por la capacidad de inmortalizar los rostros y poses de las personas, que encontraron en ella una alternativa interesante (y económica) a los retratos clásicos.
Weston empezó a operar en este contexto, hecho de cámaras fotográficas incómodas, de películas costosas y de escasa consideración para la fotografía como una forma de arte.
Sus fotografías se volvieron legendarias no sólo por su contenido y por el sabido uso de la iluminación, sino también por la meticulosidad y la precisión que él empleaba en su cuarto oscuro, repitiendo los pasajes necesarios para el desarrollo de los negativos hasta diez o veinte veces.
Pero qué cosa fotografiaba Weston?
Si bien nunca le dio la espalda a la fotografía de retrato, el fotógrafo sintió, tan pronto como se liberó del trabajo a destajo, la necesidad de encontrar otros desahogos artísticos.
Quería dar un mayor sentido del diseño a sus fotografías y fue por esta razón que inicialmente recurrió a los colegas pictóricos europeos, más reconocidos en los círculos artísticos de sus respectivas naciones.
Insatisfecho de la abstracción del pictorialismo, Weston encontró el camino que buscaba en el realismo moderno, no tanto por el compromiso social del que hacía propaganda sino por su estilística afilada, nítida y concreta.
Incluso podemos decir que Weston fue uno de los arquitectos de la caída del Pictorialismo! De hecho, fue uno entre los 8 firmantes del manifiesto del Grupo F / 64, fundado por Ansel Adams.
Grupo que se proponía superara los efectos fotográficos artificiales del pictorialismo para alcanzar una fotografía pura, técnicamente perfecta.
Y con los grandes formatos de las películas fotográficas de la época, F/64 era precisamente la apertura del diafragma con el cual se obtenía el mejor rendimiento óptico. (Con la difusión del formato de full frame de 24 × 36, el grupo debería ahora llamarse f/ 8).
A Edward Weston se le atribuye la frase:
“No veo ninguna razón para inmortalizar lo obvio”
Y sin embargo, ya sea que lo haya dicho o no, es precisamente al inmortalizar lo obvio que él construyó la fama que todavía lo acompaña en la actualidad. Solo él supo inmortalizarlo de una manera tan perfecta de hacerlo trascender en arte.
Un pimiento, una concha marina, la arena del desierto… Objetos comunes, obvios, que se vuelven arte gracias a las enormes capacidades de Weston.
Una lección de Edward Weston
Seguramente Edward Weston debe gran parte de su éxito a su sensibilidad y a la revolución que contribuyó a traer en el mundo inmaduro de la fotografía.
No era fácil ni obvio, en aquellos años, alejarse del estilo tradicional de los pictorialistas para encontrar otras formas de expresión en el lenguaje fotográfico.
Sin embargo, lo que realmente suma esa ventaja especial a su trabajo, al menos en mi opinión, es la increíble atención que siempre ha puesto en el entero proceso de producción fotográfica.
Edward Weston era de hecho un perfeccionista obsesivo, capaz de invertir todo su conjunto de habilidades en cada uno de los pasos necesarios para el desarrollo una fotografía, desde la selección de los sujetos y las luces, hasta la química de su laboratorio fotográfico-
Ojalá tuviera sólo la mitad de su paciencia y de su atención a los detalles!
Se trata de una actitud que hoy es más actual que nunca: el digital, de hecho, nos pone frente a cientos de nuevos medios y posibilidades, pero al mismo tiempo cultiva en nosotros la necesidad del “aquí” y del “ahora”.
Quizás entonces, al menos cuando se trata de expresarnos, deberíamos aprender a hacer lo que Edward Weston: deberíamos aprender a recuperar el tiempo para hacerlo.
“Si tengo algún mensaje que valga la pena comunicar al principiante es que no hay atajos en la fotografía” – Edward Weston