Nomen Omen decían los latinos. En el nombre está el destino de una persona. Cómo no notar entonces; el nombre de Letizia Battaglia, desde los inicios comprometida con su fotografía a denunciar la plaga de la mafia!
Una batalla que la artista siciliana ha llevado adelante desde los años Setenta cuando su carrera comenzó con la documentación de los llamados “años de plomo” de Italia.
Desde Palermo a Milán, desde la capital lombarda al resto del mundo. La merecidísima fama de Letizia Battaglia ha pasado de una dimensión regional a convertirse primero en nacional y de alcance internacional a lo largo de los años.
Una notoriedad que fue premiada en 2017 por el New York Times que ha incluido a la fotógrafa de ochenta y dos años entre las 11 mujeres más influyentes del año, por el compromiso demostrado en su trabajo como artista.
Para demostrar su carácter combativo y concreto, la respuesta de Letizia Battaglia fue:
“Bello el reconocimiento del New YorkTimes , pero me sirve dinero para Palermo”.
Letizia Battaglia vista a través de la lente de la hija Shobha
Conocida en todo el mundo por desvelar la mafia con impresionantes imágenes en blanco y negro que se han convertido en su característica más famosa, Letizia Battaglia nunca se ha alejado, al menos en el alma, de su Palermo.
Su fotografía ha contado la historia de la mafia, de todos sus protagonistas, las víctimas y los asesinos.
En 2017, la lucha de Letizia Battaglia tuvo un reconocimiento tangible, concreto: el nacimiento, bajo su dirección artística, del Centro Internacional de Fotografía en la capital siciliana.
Es el signo de una ciudad que está cambiando. Mostrando al mundo heridas que nunca se quieren reabrir.
Letizia Battaglia: los inicios entre Palermo, Milán y de nuevo Palermo
Nacida el 5 de marzo de 1935 en Palermo, Letizia Battaglia es una joven novia que a los 16 años se une en matrimonio por amor.
Pero en 1971 decide dejar su amada ciudad para trasladarse a Milán e iniciar a colaborar, como periodista y fotógrafa, con algunos periódicos contracorrientes de la capital lombarda, donde conoció a su futuro partner, el fotógrafo Franco Zecchin.
En Milán entró en contacto con personajes estratégicos de la cultura italiana de la época, como Pier Paolo Pasolini, Darío Fo y Franca Rame.
Pero el punto de inflexión profesional se produjo poco después, paradójicamente, con el regreso a Sicilia en 1974, cuando el director dell´Ora di Palermo la llama para un papel importante en su periódico: documentar con su fotografía los dramas que están viviendo Sicilia e Italia en ese momento.
“Trabajé para L’Ora di Palermo de 1974 a 1991. A cada delito fui obligada a correr hacia el lugar y a fotografiar, pero no hubiera querido. Me daban ganas de vomitar, continuaba a percibir el olor de la sangre por todos lados, también en mi casa. Sentía mucho dolor. No era una fotógrafa que documentaba un conflicto extranjero. Estaba en mi isla, en medio a una guerra civil”. Letizia Battaglia.
1975, Homicidio en Palermo
Letizia Battaglia: no sólo la fotógrafa de la mafia!
Si existe una cosa que Letizia Battaglia nunca ha soportado es la etiqueta de “fotógrafa de la mafia”.
“La fotógrafa de la mafia… y qué significa? Solo porque he fotografiado cuatro muertos, cuatro mafiosos, cuatro políticos corruptos. No es esto. Era el compromiso, soy una persona antimafia, soy una persona que cree en la justicia, no necesariamente en la legal. Yo creo en la justicia humana, absolutamente. Divina no, porque no creo en lo divino. Fotógrafa de la mafia es una banalidad, una tontería ”
Sus fotos del clan de Corleone dan la vuelta al mundo, pero Letizia Battaglia no es solo la fotógrafa de los asesinados, como ha declarado repetidamente.
Es un artista que cuenta Palermo, y más en general a su Sicilia, a 360 grados: desde personas sin hogar hasta edificios que se derrumban, desde montones de basura hasta la falta de agua.
Los sujetos preferidos por Letizia Battaglia son las mujeres, inmortalizadas en un poderoso blanco y negro durante las fiestas tradicionales de los pueblos sicilianos, o en la calle en cualquier momento de la vida cotidiana.
Su trabajo tomó, en los años entre finales de los años setenta y la década siguiente, un valor increíble, hasta el punto de que una de sus fotografías viene usada años más tarde como prueba en un importante juicio.
En la foto no completamente enfocada, tomada en el Hotel Zagarella en Santa Flavia, se ven claramente a Giulio Andreotti en compañía del Ministro Ruffini y de Nino Salvo y Salvo Lima.
La suya es una relación directa con la violencia. Un lazo que decide romper en 1992 cuando el juez Falcone es asesinado:
“Ya no puedo lidiar con la violencia. Durante mucho tiempo no tuve el valor de admitirlo, entonces me decidí”.
Letizia Battaglia de Palermo a la fama mundial
En los años Ochenta el nombre de Letizia Battaglia es unido a los de los mayores fotógrafos del mundo.
Después de haber cofundado en 1979 el Centro de Documentación “Giuseppe Impastato” en Palermo creó el taller “D’If” para la formación de fotoperiodistas. En el proyecto participan, entre otros, su hija Shobha, Mike Palazzotto y Salvo Fundarotto.
En 1985, primera mujer de Europa en recibirlo, le entregan el premio Eugene Smith en New York. El premio internacional, que lleva el nombre del famoso fotógrafo de Life, lo comparte con Donna Ferrato, por una merecida ex aequo.
En 1986 sale Palermo amor amargo , un volumen dedicado a su ciudad hacia la cual siempre ha alimentado un amor exterminado, junto con tanta ira.
Paralelamente a su trabajo como reporter, los años ochenta y principios de los noventa la ven comprometida en la política de su región: es concejera comunal del partido dei Verdi y asesora comunal en Palermo, con la junta de Leoluca Orlando.
En 1991, para la XI Legislatura, fue elegida diputada de la Asamblea Regional de Sicilia con la Rete: es vicepresidenta de la Comisión de Cultura.
Mientras tanto, sus fotografías crudas y violentas dan la vuelta al mundo, la artista siciliana es la protagonista de exposiciones en todo el planeta.
En 1999 recibió otro prestigioso premio, el Mother Johnson Achievement for Life.
Un año después dirige la revista Mezzocielo, publicación bimestral que solo involucra a mujeres: un compromiso que durará tres años.
En 2003, decepcionada por el clima social que se respira en su ciudad, se mudó a París para regresar a Palermo después de dos años de experiencia en la capital francesa.
Rosaria Schifani, 1993- La esposa del policía Vito Schifani, muerto en la masacre de Capaci (23 de mayo 1992) es retratada un año después de la tragedia con una neta contraposición de claro/oscuro. Es el mismo dualismo que se encuentra en los conceptos antitéticos de la vida / muerte.
En 2005 Letizia Battaglia aparece en el documental Excellent Cadavers basado en un libro de 10 años antes de Alexander Stille, interpreta el papel de una testigo ocular. En 2008 hace una brevísima aparición en Palermo Shooting de Wim Wenders. Obviamente actúa la parte de una fotógrafa. En 2009 L´International Center of Photography de New York le entrega el Cornell Capa Infinity Award.
Actualmente dirige en su ciudad el Centro Internazionale di Fotografia, inaugurado en noviembre de 2017, y está ocupada en el proyecto “La belleza di Greta”.
“Fotografío una niña de un año y la seguiré hasta que podré tomar fotos. Delante a la cámara ella se convierte en mi, ella es Palermo y la veremos crecer y volverse grande”.
El estilo y la técnica de Letizia Battaglia
Cruda, realista, dramática .
Son todos los objetivos que vienen en mente cuando se piensa a una fotografía de Letizia Battaglia.
Pero hay otra cosa en su estilo que va más allá del impacto de una muerte violenta, que va más allá de la etiqueta de “fotógrafa de la mafia” siempre considerada limitante por la misma Battaglia.
Lo que caracteriza las fotos de la artista palermitana es, antes que nada, la introspección.
La fotografía de Letizia Battaglia está constantemente a la búsqueda de la verdad. Ya sea que sea la verdad oscura de los clanes mafiosos, o el de los problemas sociales de una ciudad compleja como Palermo. Es un arte hecho de pasión por la realidad más incómoda y sin compromisos.
Una segunda característica de sus fotos es la atención a los diferentes y a los marginados.
Entre los protagonistas de su fotografía nunca faltan los niños de barrios difíciles, las personas que viven fuera de la sociedad “normal”, primeros entre todos quienes sufren de enfermedades psiquiátricas.
Es el año 1983 cuando Letizia Battaglia realiza su famoso reportaje sobre el hospital psiquiátrico palermitano de Via Pindemonte.
Incluso las figuras femeninas son una constante en la obra de Letizia Battaglia.
No libres de defectos, en cuánto seres humanos como los hombres, las mujeres representan para la artista siciliana esa parte del mundo incapaz de crear guerras y conflictos. Históricamente, de hecho, la guerra siempre ha sido un negocio entre los hombres
Desde un punto de vista estilístico, se puede decir que la obra de Letizia Battaglia sea ligada al nuevo realismo.
Estéticamente, su fotografía mira más al cine de De Sica y Rossellini, incluso antes de otros “colegas” italianos que la precedieron. Entre sus influencias más fuertes siempre ha declarado Diane Arbus y, ante todo, el fotógrafo checo Josef Koudelka.
Como para otros grandes fotógrafos, también para ella existe solo el blanco y negro.
La esencia estilística de Letizia Battaglia: fotos en blanco y negro, y lo más cerca posible.
“Me ha pasado tomar fotografías en color, pero luego las guardé. Algo de bueno salió, a veces, pero no tiene nada que ver conmigo. Porque tal vez soy un poco dramática. El color trivializa, el blanco y negro te permite ver cosas que el color no revela. Piensa en una flor, a color te parece una gran estupidez y en cambio en blanco y negro adquiere su autonomía, su autoridad que me conmueve más “.
Y en la antítesis entre el drama del tema y la belleza monumental de un plano en blanco y negro contrastado, uno tiene la clave de lectura correcta para comprender completamente el estilo de una artista siempre apasionada como Letizia Battaglia.
El blanco y negro domina toda su obra, así como otro aspecto técnico que es la total falta de teleobjetivo, considerado por la fotógrafa una estrategia para quedarse lejos de los sujetos que se quieren relatar.
Dos factores que explican el carácter dramáticamente realista de una artista que ha hecho, como Robert Capa antes que ella, de la cercanía a sus sujetos la propia marca artística.