Poliédrico, polifacético, innovador: William Klein es muchas cosas y llamarlo fotógrafo es casi reductivo. Sobre todo, es un destructor de esquemas, capaz de fusionar estilos y géneros, cine, fotografía y pintura.
Un artista capaz de irrumpir en el mundo de la moda y subvertir los esquemas.
Un fotógrafo de la calle, fuera de los cánones y finalmente un cineasta. Todo esto y mucho más.
William Lein á la Cinémathéque francais. Foto de Roman Bonnefoy.
William Klein nace en New York en 1928. Su familia es judía, de origen húngaro.
Su juventud está marcada por un interés desenfrenado por el arte: el MoMa es su segunda casa.
A los 18 años, William termina en el ejército, donde pasa dos años en Francia y Alemania en calidad de operador de radio.
Terminada la guerra, comienza su carrera en el mundo del arte: La Sorbona de París lo bautiza en 1948. La pintura será su primera pasión.
Sus cuadros son trabajos casi totalmente abstractos pero no se puede decir lo mismo de sus fotografías. Las primeras fotos de William son las que el pintor-fotógrafo le hace a sus creaciones.
“Con la fotografía podía hablar de la vida, cosa que no podía hacer con la pintura”.
Sus fotos, desde 1952, empiezan a obtener visibilidad.
La revista de diseño Domus, de Gio Ponti, utiliza sus fotogramas en portada. Después una exposición en el Salon des Réalités Nouvelles de París, William Klein es conocido por el director de Vogue America, Alex Liberman.
Y es aquí que comienza la aventura de William Klein para la célebre revista de moda. Trabajará para Vogue hasta 1966, a pesar de tener una relación conflictiva con ese ambiente. William no se siente fotógrafo mundano sino un fotógrafo de la realidad.
Y es de hecho en las grandes ciudades que da lo mejor de sí: los reportajes de Roma, Moscú y Tokyo, dan vida a sus mejores trabajos.
Tokyo
En 1954, el fotógrafo regresa a New York. En la gran manzana muchas cosas han cambiado: la lente de Klein inmortaliza la vida neoyorkina como ninguno antes, a menudo infringiendo las reglas de la técnica fotográfica. Fotografías desenfocadas, imágenes en movimiento, luz natural y perspectivas extremamente cercanas.
Metro de New York. El movimiento y el desenfoque permiten a William Klein dar a la escena un evidente toque “zombi”.
Su audacia le vale el Premio Nadar, ganado en 1957, gracias al álbum por él diseñado Life is good & Godd for you in New York.
Su fotografía es tan original y “viva”, que poco después el camino deeste poliédrico artista desemboca en otra curva inesperada: el cine.
A finales de los años 50s se vuelve asistente de Federico Fellini, que precisamente lo nota gracias a sus reportajes citadinos.
Este es el inicio de un periodo durante el cual William Klein se dedicará exclusivamente al séptimo arte.
El paso a la dirección es breve. En 1958 filma Brodway by light, que obtiene una mención honorifica de nada menos que Orson Welles, que lo describe como la “primera película que debe ser necesariamente a colores”.
Entre sus otros trabajos, un documental sobre Cassius Clay, Muhammad Ali the Greatest, una película de ficción sobre el mundo de la moda, Qui etes-vous Polly Magoo, y numerosos spot publicitarios.
William Klein retoma la fotografá sólo en los años 80s, pero esta es otra historia.
William Klein: fotografiar el tiempo
“Anything goes, ninguna regla, ninguna prohibición, ningún límite”.
Estas palabras de William Klein que, mejor que ningún otro título, resumen su filosofía.
Su New York está viva, frenética, y William quiere retratarla así como es, sin adornos, prejuicios o preconceptos.
La fotografía de calle del autor es totalmente libre de vínculos técnicos o de reglas y pone el instrumento al total servicio de la latente humanidad citadina. Poco importa si para alcanzar el resultado deseado es necesario desenfocar un poco o usar el gran angular de modo “impropio”.
Él hace un uso creativo de gran angular y teleobjetivo, haciendo caso omiso de las reglas. La luz es casi siempre natural, el uso de la técnica de desenfoque abunda como nunca antes.
La obra de William Klein dobla el tiempo y el espacio en un solo fotograma: con el objetivo logra captar la esencia de su mundo. Su álbum de fotográfico sobre la Gran Manzana sale en los años de On the Road de Kerouac, en medio de una revolución cultural, que él cabalga completamente.
75 + Fight Communism. New York, 1955.
Un patrón similar para la Gun 1, donde reina el elemento humano: el símbolo anarquista cuenta una historia que nos dice todo lo que necesitamos saber sobre New York: el cine, las armas y el desprecio por las reglas. Prácticamente una película neorrealista en un solo cuadro.
Precisamente como sus sujetos, la fotografía de William Klein es incontenible, sale fuera de los límites y cruza la frontera del soporte.
Gun 1, 1955.
New York no ha sido nunca tan fea. La fotografía de calle no ha sido nunca tan bella. La obra de Klein desencadena las reacciones más disparatadas, a menudo acusada de arruinar una ciudad bellísima, de dar espacio solo a lo feo, a lo escuálido y a lo obsceno, descomponiendo la imagen de Ciudad por excelencia.
La “contemporaneidad sincrónica” del fotógrafo crea historias en las que cada sujeto en el plano visual tiene su razón de ser.
Como si la historia no mereciera jerarquías de significado: todas en el mismo nivel, tanto narrativamente como visualmente.
Al ver Benedizione Papale in Piazza San Pietro, queda claro por qué William Klein fue llamado por Fellini.
Su representación de Roma no es menos grotesca y vívida que los retratos de Nueva York. La sensación aquí no es ver una foto, sino el fotograma de una película neorrealista, de la cual casi podemos imaginar la trama.
Es difícil creer que existiera tal Roma: las fotos de William Klein están ahí para recordarnos una Ciudad Eterna que ha permanecido tan solo en las imágenes del repertorio, rezumando una humanidad inmunda, pegajosa e inmortal.
A propósito de grotesco: podía faltar París? Claro que no! Aquí el increíble Club Allegro Fortissimo, 1990.
Un baño turco en la Ville De Lumieré frecuentado, evidentemente, por sólo mujeres obesas. Formas cínicas, desvergonzadas, orgullosamente ignorantes de su aspecto. Exactamente como esta foto que no duda en enmarcar firmemente este pequeño antro de humanidad.
Pero en la lista de ciudades de William entran también Moscú (Bikini, Moscú 1959), donde retrata una muchacha en bikini de risa inoportuna. Y luego Tokyo, para el boxeur Shinohara (Tokyo, el boxeur-pintor Shinohara durante una actuación, 1961)
William Klein, un fotógrafo de moda no a la moda.
“Para mí, hacer una fotografía era hacer una anti-fotografía”
No se sabe cómo y por qué pero el estilo provocador y agresivo de William Klein ha sorprendido al mundo de la moda. El fotógrafo no se deja intimidar por las pasarelas y las largas piernas de las mujeres, al contrario.
Las modelos seductoras, en su lente, no posan en el estudio: cruzan el paso peatonal de Roma, ahora una escalera, ahora un set, ahora frente a un espejo.
En 1956, en Plaza de España, uno de sus sets es asaltado por hombres en busca de diversión, quienes cambian a sus modelos por un grupo de gentiles paseantes.
En el mismo año, logra también que le censuren una foto, después de haber retratado una modelo que intenta fumar un cigarrillo. Decididamente demasiado para la época.
Qué decir de esta foto de Roma? Cierto, no se puede decir que faltan los aspectos ambiguos. Y si, la de la derecha es precisamente Sofia Loren.
William Klein, enseñanzas desenfocadas
“Si se mira atentamente a la vida, se ve desenfocado. Agita la mano. El desenfoque es una parte de la vida”.
Sus fotografías son a menudo desenfocadas, pero pocos como él saben enfocar las reglas para una gran fotografía.
O mejor, las enseñanzas. La palabra reglas no se aplica exactamente a William Klein.
Acércate a tus sujetos
“Si tus fotografías no son suficientemente bellas, no estás suficientemente cercano”
Esto lo decía Robert Capa, pero también para William Klein este axioma es más que valido.
Gracias a un uso “extremo” de la lente gran angular, William pudo disparar muy cerca de sus sujetos, sin descuidar detalles importantes de la imagen.
La cercanía con sus sujetos, permite al fotógrafo, también de interactuar mejor con ellos, creando un contacto más humano y abatiendo las distancias.
Rompe las reglas sin mirar atrás
Reglas? Técnica? A William Klein francamente le importa un comino.
Si las fotos son desenfocadas, movidas, con grano y pátina, mucho mejor. Cuanto más libre sea la foto, incluso de la técnica y las reglas, más podrá transmitir libertad, viveza y autenticidad. Se fotografía la vida, no la ficción, y la vida es imperfecta, no hay nada más imperfecto. Acerca de New York:
“En 1950 no lograba encontrar un editor americano para mis imágenes de New York… Todos a los que les mostraba las fotos exclamaban “Esta no es New York, demasiado fea, demasiado escuálida y demasiado unilateral” también dijeron “Esto no es fotografía, esto es mierda!”
No fotografiar un lugar, cuéntalo.
En Klein la fotografía no es una obra estática. Debe transmitir dinamismo, movimiento y dar un sentido del lugar.
Sus foto-reportajes de New York cuentan la cultura de una ciudad, su humanidad y su “fealdad”. Cada doto debe ser un pedazo de un pequeño cuento, de una pequeña historia por imágenes.
Que encontró William en la Gran Manzana? Palabras suyas: “Humorismo negro, absurdidad y pánico”.
Si es sucia y desagradable, no importa. Lo importante es que sea verdadera.
No sólo fotografía
Conocer la técnica es necesario pero para ir más allá es necesario tener una actitud multidisciplinaria.
La versatilidad de William ha llevado a la creación de obras únicas de rara belleza e inteligencia a partir de la contaminación entre sus diversas pasiones, incluida la pintura, el cine y la fotografía.
No se debe detenerse en lo que se hace mejor, se debe experimentar y probar nuevas formas de mantener la linfa creativa siempre floreciente.
El “Grado Cero de la fotografía”
Willian Klein no se define como un simple fotógrafo, no es sólo un observador sino él mismo es parte de la escena.
La fotografía no existe como instante perfecto fin en sí mismo, sino parte de un flujo incesante e incontenible. El fotógrafo no puede ser tan arrogante pensando que cristaliza una humanidad en un solo momento. Él debe poner los pies en la tierra, ensuciarse las manos y seguir el movimiento perpetuo de la humanidad que existía antes y continuará siendo incluso después.
Publicaciones de William Klein
William Klein ha publicado varios volúmenes.
Entre ellos, están Retrospectiva (2002), París+Klein (2006), una rica colección de fotos citadinas que incluye numerosas manifestaciones en plazas y reuniones.
También es digno de mención Contacts (2008), una mezcla particular de pinturas y fotografía.
Para conocer al William romano, nada mejor que Roma+Klein (2009=, sobre el periodo “Felliniano”.
Para terminar, hay que citar Brooklyn (2014), sobre la “estética del caos” del gran fotógrafo americano.